Los padres de César Soto podrían haberlo complicado. Si bien no dijeron que era miembro de “La Inimitable”, dieron a entender que tenía contactos con la barra brava de Atlético. Nicolasa del Milagro Ruiz, de 61 años, y Agustín Emilio Soto, de 64, declararon ayer en el juicio en el que se investiga el crimen de Paulina Lebbos y su posterior encubrimiento.
El matrimonio reveló que su hijo tenía una participación activa en algunas actividades de los “decanos”. “Pintaba pasacalles y banderas para la hinchada de Atlético. Era fanático”, dijo su madre. “Lo buscaban porque él tenía habilidades como letrista”, justificó.
Soto estaba en pareja con Paulina, con quien tuvo una hija. Se habían conocido en la escuela Comercio, donde iniciaron una relación sentimental. Según la versión de Virginia Mercado, Paulina se dirigió al departamento de Soto en un remisse bordó luego de haberla dejado a ella en calle La Rioja al 400, después de que se retiraron del boliche Gitana, en el ex Abasto, en la madrugada del 26 de febrero de 2006.
El padre de Soto también confirmó su relación de su hijo con esa hinchada. “Iba a la cancha, tenía amigos, pero no era de la barra brava. A todos en nuestra familia nos gusta el fútbol”, afirmó.
Mientras declaraban sus padres, Soto, quien también está citado como testigo, aguardó su turno en la sala contigua a la de juicio. Tenía puesta una campera deportiva azul, con el escudo del club bordado en el pecho. Finalmente, tuvo que retirarse sin haber subido al estrado.
La política
La pareja también confirmó que Soto tenía amigos y contactos políticos en Villa 9 de Julio. “Sé que tenía un plan social y que trabajó en la Legislatura. Él en ese momento no tenía trabajo, pero fue por poco tiempo”, contó Ruíz.
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“Lo ayudó Rosa (Augier), la esposa de (Juan Eduardo) ‘Pinki’ Rojas, porque César hacía pintadas para las campañas”, precisó.
“No recuerdo en qué época, pero sí trabajó en la Legislatura. Se lo consiguió Rosa Augier porque había trabajado para ella”, confirmó el padre de Soto.
Ambos coincidieron en que esas tareas realizadas para el ex legislador peronista y su esposa, se limitaron a pintadas en tiempos de elecciones.
Los celos
Ambos dijeron que la relación entre su hijo y Paulina “era normal”. De todos modos, coincidieron en que sí habían protagonizado algunas discusiones “por celos” y que nunca presenciaron escenas de violencia. También coincidieron en que ellos tenían una buena relación con Paulina.
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Ruiz agregó que, en parte, esas peleas entre la pareja eran “porque Paulina quería que César buscara un trabajo fijo”. “Mi hijo la quería mucho. Discutían, pero nunca vi que se fueran a las manos”, aclaró.
Las drogas
Otro de los puntos en que coincidió el matrimonio es que César tuvo problemas con el consumo de drogas. El padre de César aportó algunos detalles de aquella época.
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“Yo logré sacarlo. Él andaba por Villa 9 de Julio. Fumaba ‘porros’. Iba a buscarlo a toda hora a la zona de la Diagonal Chaco”, detalló.
Ruiz aceptó que su hijo consumía sustancias prohibidas, pero dijo que ella en esa época no lo advertía claramente. “En casa nunca lo hizo; en la calle… no sé”, resumió.
La última visita
“El último día que vi a Paulina, ella fue a nuestro departamento, pero no se quedó; fueron con César a comer al departamento de un amigo de él”, recordó Ruiz. Su marido, en tanto, explicó que cree la joven fue a su domicilio el día previo a que desapareciera.